Vivo en Valencia, pero mi herencia andaluza despertó en mí el interés por el sur y su multiculturalidad. Desde el primer día que conocí la danza oriental me volví adicta a ella. No era fácil encontrarla, hablamos del año 99. Me fui especializando, desde lo más tradicional, cómo son los folclores del medio Oriente, hasta las fusiones orientales contemporáneas. Mi danza también se nutre de otras disciplinas como el flamenco, el teatro, la danza india, la percusión y el giro derviche. Mi discurso artístico se cimienta en la innovación de la danza oriental sin perder la conexión con sus raíces.
En mi carrera de bailarina he tenido la oportunidad de actuar por toda España, gran parte de Europa y países tan dispares como EEUU, Egipto, Palestina, Cuba, Brasil, Sudáfrica, Tailandia, Seychelles… Estos viajes han atraído el interés de prensa, radio y televisión, dónde se han referido a mi como “la bailarina viral” porque uno de mis vídeos de YouTube fue el más visto a nivel mundial de la categoría bellydance, con más de 45 millones de visualizaciones.
Fundé mi compañía de danza en el año 2002. Niza, Eslovenia, Tailandia y gran parte de España han acogido nuestros espectáculos. Mis creaciones están enfocadas a la diversión, aunque, según el evento, pueden tener un carácter reinvindicativo o didáctico. He sido pionera en introducir la danza oriental en los teatros de Valencia, algo que creía necesario para romper con los estereotipos de esta danza. Actualmente trabajamos en varios festivales culturales del Ayuntamiento de Valencia.
Estoy convencida del poder que tiene la danza como vehículo de superación personal. Desde que empecé como profesora de baile en el año 2000 he podido comprobar los grandes beneficios que se observan en las mujeres que la practican. Estoy totalmente volcada en la enseñanza, me conmueve ver a mis alumnas aceptar su cuerpo, superar miedos y emocionarse a través de la música. Tanto es así, que en 2011, monté mi propia escuela de danza en Valencia. Mi deseo es que las mujeres experimenten lo terapéutico y divertido que es compartir una pasión en común.
En 2008 ya había pasado por algunos programas de televisión, pero uno de los más importantes fue Tu sí que Vales en Telecinco. Bailé con música en vivo y ganamos el tercer puesto. También nos invitaron al programa de Ana Rosa Quintana.
En paralelo a otros proyectos nacieron dos nuevos de los que fui co-directora e integrante. Mi pasión por la música en vivo me llevó a unir mi compañía de danza con el grupo Tarabe, un grupo de música árabe y fusión mediterránea con el que ya trabajaba en solitario. Eramos 10 artistas en escena y actuamos, por ejemplo, en El Festival Folclórico de Alcorcón. El otro proyecto se llamaba FlamencOriente y mostrábamos la unión del Sur de España con la música árabe. Hicimos innumerables representaciones, como El Festival 7 Sois 7 Luas en Algeciras. Por aquel entonces, otra danza del sur empezó a llamar mi atención, pero en este caso era de la India. Comencé mi formación en danza Bharatanatyam con Katyayani Wolañska.
En 2010 mi naturaleza viajera me llevó al primero de mis muchos viajes a Egipto. Fue abrumador y enriquecedor viajar sola allí. Ya conocía otros países de habla árabe, pero en este era donde mi danza estaba más presente. Además comencé a trabajar en el mundo de los musicales. El primero fue «La vuelta al Mundo» y trabajé en él por varios años. Pude aprender de otros profesionales del sector y desarrollé la capacidad de hacer cambios rapidísimos de vestuario. También comencé a impartir mi Curso Intensivo de Danza Oriental, con el que se han formado muchas bailarinas desde entonces.
Me inicié en otras danzas de la India. Comencé la carrera de Odissi en un centro oficial de Madrid puesto que las danzas clásicas de la India están regladas. Iba uno o dos fines de semana al mes a hacer sesiones maratonianas. Me uní al grupo Hamesha Bollywood y producimos varios espectáculos que nos llevaron hasta Ceuta. Aprendí muchísimo de las bailarinas del grupo, cada una aportaba algo y fue un trabajo muy enriquecedor. Al poco tiempo nos unimos a un grupo de bailarines de Bhangra, son originarios del Punjab, creamos otro grupo con ellos y una sólida amistad.
Con la experiencia que tenía en mi haber, sentí la necesidad de integrar todas mis clases en un mismo espacio y dirigirlo a mi manera. Después de mucho buscar encontré el lugar perfecto. Una iglesia que recibía luz natural, en el revolucionario barrio de Patraix. Inicié la reforma a pesar de todas las advertencias que recibí. En España seguíamos en crisis y una escuela de danza necesita una gran inversión. La legislación te obliga a un aislamiento acústico y si al acabar la obra no pasas los controles del Ayuntamiento pierdes todo lo invertido. Debido a esto, muchas asociaciones se hacen llamar escuelas, pero funcionan en la ilegalidad. Mi deseo era tan grande que me arriesgué aunque reconozco que ha sido muy duro lidiar con la burocracia.
Una vez abierta la escuela, en mayo del 2011, comencé con la vorágine de actividades. Actuaciones, cursos, talleres, cabalgatas, festival de Navidad y festival de fin de curso en verano, entre otras. Con la escuela se aumentó el número de participantes y resultaba más compleja su organización. Soy tremendamente feliz con la acogida que tuvo y resulta muy gratificante conocer a tantas mujeres.
Inicié una serie de cursos para crear un espacio de referencia de danzas del mundo en Valencia. Cursos de Bollywood con Sunny Singht y Cristina Jiménez, de danzas tahitianas con Laura dels Estels, con Patricia Álvarez de danzas gitanas, de samba con Xandy Liberato, con Leticia Jimenez de interpretación, con Ava Karenina de danzas Kalbelia, con Mohamed el Sayed de danza sufí y ritmos… Han sido muchas profesionales las que han hecho que todas crezcamos como bailarinas.
Con Mohamed el Sayed inicié un trabajo más exhaustivo en danza sufí. Viajé varias veces a Egipto para participar en sus festivales, me sumergí en la vida de allí y colaboré en la creación de su escuela de danza en el Cairo. Aproveché mi estancia para formarme en danzas dabke y danzas folclóricas de Egipto con diferentes maestros. Además pude ser testigo de la gran revolución de Egipto, la primavera árabe, que se inició aquel año.
En 2013 presenté mi primera creación para teatro: Harakat, un espectáculo que incluye danzas folclóricas de Egipto y danzas andalusíes entre otras. En una de las presentaciones invité a maestros de Egipto para dar talleres y participar en el show.
Actué en el festival Ginebra Cabaret en Suiza. Una alumna, Flavia Borba, que conocía mi trabajo me invitó a Brasil para realizar talleres y espectáculos. Tengo que agradecer el cariño con el que me trataron. Allí hice el primero de mis muchos talleres de sensualidad, en los que utilizo herramientas pedagógicas para el trabajo de la confianza en una misma.
En 2014, uno de mis videos en YouTube se volvió viral, siendo el más visto a nivel mundial en la categoría bellydance, con más de 45 millones de visualizaciones. Se trataba de una percusión en el suelo, que llamó tanto la atención que empecé a recibir contratos de los puntos más dispares del globo, como Seychelles, Tailandia, Sudáfrica y toda Europa. Viajé de un continente a otro con mi maleta repleta de trajes.
En ese año recibí una llamada de un teatro de Valencia para poner en cartelera un espectáculo de danza oriental. En unos meses de intenso trabajo nació Historias del Harem. Una obra con la que asomarse al mundo femenino de un harén a través de una versión contemporánea de la danza oriental. Una obra única de la que estoy profundamente orgullosa.
Comencé con la fiesta Shake your Belly, el escenario abierto de la escuela. Un espacio donde dar cabida a la creatividad de las alumnas y profesoras en el mítico local Radio City.
En el 2015 me llaman para hacer una gira con los dos cantantes más importantes de Israel: Ofer Levy and Ishay Levy. Se unían por primera vez para hacer conciertos en Jerusalem, Haifa y Tel Aviv. Decido aceptar, después de pensarlo mucho, pues tenía cuestiones éticas al respecto. Pude viajar entre los conciertos y las experiencias que vivi allí me trastocaron profundamente.
Quería que mis alumnas disfrutaran de bailar con música en vivo y empecé a tomar clases de percusión con Diego López. Al tiempo me invitó a formar parte de un nuevo proyecto: La Banda del Pepo. Un grupo de música mediterránea en el que tocaba percusión y bailaba. Actuamos en los festivales La Mar de Músicas, Cartagena Folk, y Murcia 3 Culturas entre otros.
Durante una actuación en Huesca recibí una llamada del actor Sean Penn. Deseaba que actuase en la fiesta del cierre de La Cumbre Climática en París. Fui allí a conocerle y hablar sobre los detalles de la actuación. Fueron unos dias de ensueño donde tuve la ocasión de conocer a gente de renombre en el mundo del cine como Leonardo di Caprio. El terrible ataque terrorista perpretado en París dejó pendiente de un hilo la celebración de la cumbre, que finalmente se llevo a cabo y me permitió actuar para celebridades como Naomi Campbell u Oliver Stone en la mitica sala Les Bains. Aproveché también para asistír a la cumbre climática y así unir mis dos mayores intereses: el medio ambiente y la danza.
Ese año tras actuar en Arkansas en Nochevieja me reuní con Sean Penn y otras amistades en Los Ángeles. Allí tuve la oportunidad de asistir a una subasta en el Montage Hotel en Beverly Hills. Fue emocionante ver a tantas celebridades, pero en especial a Madonna, ya que para mí fue una inspiración de pequeña. Otro momento mágico fue cuando Sean Penn me pidió que bailara en el escenario con Tom Petty and the Heartbreakers.
En 2016 el teatro La Rambleta y la Sala Condado de Dénia acogieron Historias del Harem. Ver mi obra en esos espacios tan maravillosos significó mucho para mí. Ese año también llevamos varios espectáculos al Gran Casino Perla, en Eslovenia, el casino más grande de Europa.
Contactó conmigo el periódico El Mundo para hacerme una entrevista en su revista Papel. Agradecí las cuatro hojas que emplearon conmigo, pero se escribió desde el sensacionalismo, mezclaron conceptos y me mostraron como una persona frívola. A partir de ahí se generó una vorágine de entrevistas de radio y prensa en las que intenté, a veces con éxito, hablar de cosas importantes para mí. Algunos medios me silenciaron cuando incidí sobre temas importantes sobre la mujer. Necesitaba un cambio y me marché con una mochila pequeña a hacer el Transiberiano. Dejé atrás las entrevistas y los musicales. Fue el primer verano sin trabajar de mi vida adulta. A mi regreso, un poco aturdida por la intensidad del viaje, hice una entrevista que ya tenía acordada para La 2 Televisión.
Ese año surge el principio de un nuevo show: La Ruta de la Seda, con motivo de la participación de mi compañía y la escuela en Expojove Valencia. Allí tuvimos espectáculos diarios dónde mostrabamos la riqueza de las danzas del Ruta de la Seda. El espectáculo de fin de curso también tuvo esa temática.
Nació un nuevo proyecto de música mediterránea llamado Quamlibet. Realizamos un homenaje a Federico García Lorca y actuamos en varios festivales de folk.
En el 2017 comencé el primero de mis muchos viajes a una isla de Estonia para participar en el precioso festival de danza ZafaFest. También llevé mi danza a Egipto, Niza, Londres y Cuba. Cuba fue muy especial. Fuí a inaugurar el festival Havana World Music y actué con otros artistas como Speed Caravan. La prensa me trató con mucho cariño.
Enamorada de la danza persa y el sufismo creí conveniente viajar a Irán para conocer más sobre este pais. A mi vuelta, con varios trajes folclóricos en la maleta y con la mente despierta por todo lo aprendido, quise poner en valor la riqueza musical que existe allí y que, lamentablemente, se está perdiendo por las severas restricciones a las que está sometida la población.
Necesitaba sentir de nuevo la intensidad de Egipto y tomar algunas clases con maestras de allí. Me contrataron para los espectáculos de fin de año y eso me llevó al año siguiente a vivir la experiencia de ser bailarina allí. Mi pasión por esta danza ha guiado mi vida. Me parecía fundamental conocer los pros y contras de trabajar de bailarina en Egipto, así que el verano del 2018 fue toda una aventura. Mi trabajo abarcó desde grandes discotecas hasta bodas y celebraciones privadas. A veces en solitario, otras con cantantes y músicos egipcios.
Ese mismo año comencé con dos nuevas actividades para la escuela. Por un lado, la formación online mediante tutoriales para cubrir la demanda de clases fuera de Valencia. Por otro, realicé por primera vez la experiencia danzaNatura, que me permitiría compartir más tiempo con mis alumnas. Un fin de semana entero para danzar, reír y disfrutar de la naturaleza. Fue espectacular.
Con motivo del día internacional del Migrante, presenté un nuevo espectáculo en el teatro de Cullera. Lo llamé Mare Nostrum y reflexiona sobre la crisis migratoria con nuestro Mar Mediterráneo como protagonista. También participamos en varios eventos de recogida de dinero para ayuda a los refugiados, tanto en Madrid como en Valencia.
Cuándo comencé a bailar, una de las canciones que más oí fue Ya rayah del cantante argelino Rachid Taha. Tuve el gran placer de actuar junto a él en uno de sus últimos conciertos, antes de su triste fallecimiento. Su música quedará por siempre.
Me sentí muy afortunada cuando el Ayuntamiento de Valencia incluyó varios de mi espectáculos en la programación del festival Cultura als barris i als pobles. Es un sueño poder acercar, año tras año, a todo tipo de público la grandeza de esta danza. Otro festival nos convocó para su primera edición: Mostra Viva del Mediterrani. Desde entonces, colaboramos con nuevos formatos que buscan la fusión entre diferentes artes, como la danza oriental con música valenciana.
Con la pandemia llegaron las clases online en vivo. Aposté por invertir en un buen equipo y funcionó tan bien que ahora es un sistema más con el que convivimos en armonía. Cada clase que se da en la escuela está abierta a las alumnas desde cualquier pais del mundo a través del programa Zoom.
Dejo fuera de esta biografía muchas actuaciones, momentos y personas importantes de mi vida artística. Lo siento, son muchas experiencias vividas y he tenido que seleccionar. Quizá he escogido las actuaciones más llamativas, pero por supuesto que todas han sido importantes, desde los bailes improvisados que han surgido de la intimidad compartida hasta los grandes eventos con multitud de personas. En todos esos momentos me he expresado en libertad ante los ojos de alguien. Me expongo a ser juzgada y aun así lo hago, para mí supone un acto de fe en la humanidad.
Más de 20 años han pasado desde el amor a primera vista que tuve con esta danza y sigo sintiendo mariposas en el estómago. Siento la misma pasión al crear un espectáculo y disfruto aún más si abro un debate sobre temas que me importan.
Me enternecen mis alumnas en sus primeras clases y me enorgullezco de los progresos de las veteranas. Me gusta verlas abrir sus brazos para ocupar un espacio, que, a menudo no tienen. Que admiren su reflejo en el espejo sin prejuicios. Que cuándo les diga que lo han hecho bien lo acepten, sin «peros». Que bailen entre mujeres, como fue y como debería ser, porque lo hemos hecho siempre y lo necesitamos. Que vibren su cuerpo para sacudir lo que llevan a cuestas. En definitiva, que sean libres.
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